lunes, 30 de junio de 2008

En la cresta de la ola...

Tomo prestada esta frase de Davizón que he convertido ya en mi grito de guerra para este verano. E ilustro el post con una foto que para nuestra desgracia difícilmente se volverá a repetir por la marcha de dos de sus protagonistas. El objetivo es ser siempre positivo, no olvidar lo que verdaderamente importa como no olvidaremos la noche del sábado... de abrazos, confidencias, risas, bailoteos y alguna que salida del tiesto que siempre podremos achacar a los chupitos.
Hablaba el otro día con mis compañeros de las sucesivas "generaciones" que han pasado por nuestra redacción. Lo que es la vida. Ana y yo, que flanqueamos a Gema y Juanjo en la foto ni siquiera llevamos 3 años y ya nos hemos convertido en "veteranos". Han transcurrido 10 años desde que el periódico llegó a Alicante y en todo este tiempo han pasado por "la casa" multitud de personas. Las cosas han cambiado mucho. Lo que ocurre es que nuestro anterior delegado, Paco, logró conformar una maquinaria de relojería casi perfecta (siempre con excepciones) precisamente cuando Ana y yo nos incorporamos a finales de 2005. Es una opinión, habrá quien no la comparta.
Y ahora, hay que conservar ese espíritu de profesionalidad y amistad intacto pese a las partidas inesperadas. La cresta de la ola así lo exige. Así que estiro los dedos meñique y pulgar de mi mano derecha hasta que se rompan los tendones para proclamar que yo, por mi parte, ¡voy a seguir encima de la tabla buscando la ola buena!

jueves, 26 de junio de 2008

¡Que me devuelvan la pasta!

Días como hoy me pregunto de qué material está hecha la tristeza. Entiéndase bien. No trato de ser lírico, como los anuncios de a qué huelen la nubes. ¿A qué van a oler? A humedad. Me refiero a que si somos un pequeño saco de células conectadas con neurotrasmisores que dependiendo de cómo se coloquen forman ésta u otra víscera que luego es regada con líquidos a cual más asqueroso... ¿qué sentido tiene la tristeza?
La alegría tiene sentido porque mola mogollón. Te da energías. Pero, ¿la tristeza? Ya, ya lo sé. Algunos dicen que es debido al alma, eso que ningún científico ha conseguido diseccionar, que nadie sabe dónde está ni ha podido medir ni cuantificar ni analizar a través de un microscopio, ni separar en una probeta... Seamos sinceros, la tristeza no sirve de nada excepto para que los poetas se las den de bohemios, de sentidos, de importantes, de trascendentes. Y como yo nos soy poeta, a mí la tristeza me parece superflua. El miedo tampoco mola, pero te ayuda a estar a alerta. El vértigo es una putada, pero sirve para que no hagas el loco en una azotea y te des un piñote contra el suelo que está a 15 pisos de altura.
La tristeza, en cambio es un puto defecto de fábrica, un error de diseño, una negligencia imperdonable. La tristeza es la cucaracha haciendo turismo por el bistec en un restaurante de lujo. Simplemente, algo que no debería estar ahí, que no se arregla con unas simples disculpas. Así, que ya me pueden devolver la pasta, que yo eso no lo he pedido.
Además, parece mentira lo difícil que es que algo te alegre la vida y al tiempo, lo sencillo que es que algo te la joda. Sin ir más lejos. Hoy estaba entre la vigilia y el sueño, intentando dormitar las últimas noticias del telediario cuando una simple palabra ha servido para amargarme el día. El nombre de una ciudad tan fea como pegar a un padre, pero de la que guardo buenísimos recuerdos. A lo que íbamos. El error de diseño es tan gordo que el ser humano puede en tan sólo un momento entristecerse concatenando pensamientos en teoría positivos pero que a larga te dejan el ácido sabor de que tienes que enfrentarte a tu situación actual sin los resortes de los que podías echar mano en el pasado. Menuda novedad. Que gran descubrimiento. Nada nuevo bajo el sol. ¿Y a mí de qué me vale eso? ¿Acaso he rendido más en el trabajo? ¿Acaso he descubierto cómo hacer la tarde más amena a quienes me rodeaban? ¿Me valdrá para comparar mi estado de ánimo cuando sea feliz y poder decir que afortunado que soy? Seguro. Como que me voy a volver a acordar de este día. Lo mismo, mañana a la misma hora no recordaré ni lo que he desayunado.
Ah, es que si fuese usted poeta podría escribir un soneto estupendo. Ya, pero no soy poeta. Esa tristeza no me ha servido de nada. Para encabronarme. Así que reniego de la tristeza. Conmigo no cuenten para los llantos, ni las aflicciones ni las melancolías... Paso, lo he decidido. Y lo reitero. Devuélvanme la pasta que yo no tengo que pagar sus negligencias. Y las justificaciones baratas acerca de que la culpa es el alma... por donde amargan los pepinos.

sábado, 21 de junio de 2008

Un poco más huérfanos, si cabe...

Me tumbo de nuevo en esta especie de diván improvisado que me ofrece el mundo virtual. Y lo hago para quejarme, como no podía ser menos. Dice mi psicoanalista particular, Ana, que mi gran problema es que no me resigno a la pérdida. ¿Y quién lo hace? Cuando pierdo algo no monto en cólera, ni muero de melancolía, pero tampoco me acostumbro. Y eso tampoco es cierto del todo. Las pérdidas materiales me importan un comino. Lo roto se repone o se moderniza. Lo que no soporto es perder a las personas, porque cada de las que verdaderamente merecen la pena me dejan un vacío que ninguna otra puede rellenar.
Hace menos de tres años cambié de trabajo y las mezquindades del destino, o simplemente la vida, trajeron consigo la mayor pérdida que por el momento he sufrido. Pues bien, sólo la acogida de mis nuevos compañeros de trabajo, el cariño de mi familia y la lealtad de mis amigos ha conseguido que con el paso del tiempo únicamente recuerde aquella pérdida para que juntos nos echemos unas risas. Y de paso, para poder calificar sin ningún remordimiento de conciencia a la desaparecida con las melódicas cinco letras de Z-O-R-R-A. ¡Que sí, coño, que he pasado página, pero permitidme una licencia poética!
Con la familia y la mayor parte de los amigos a cuatrocientos kilómetros de distancia, ese generoso hueco que me hicieron mis compañeros cuando todavía no les podía llamar AMIGOS, fue el mayor regalo que me brindó la vida, aunque yo por aquel tiempo no fuese capaz de darme cuenta de ello. Durante 10 u 11 horas al día, el resto no importaba. Las penas eran algo que esperaba en casa, como una pérfida señora con bata de boatiné y redecilla en los cabellos que te exige que cumplas con tus deberes maritales todas las noches. En suma, un horror.
Ahora, casi tres años después, cuatro de los compañeros que me ayudaron a pasar aquel trago tan amargo vuelan hacia nuevas aventuras profesionales y vitales. Las que se merecen. Pero no por eso dejo de sentirme triste por las respectivas pérdidas. ¿Egoísmo? No lo dudéis. Primero fue Paco, maestro y líder, quizás la persona con más carisma que he conocido. Capaz de que cualquiera de nosotros nos dejásemos cortar un brazo por la absoluta confianza que nos brindaba. Luego fue Rafa. Crónica de una partida anunciada en pos de un sueño. Ojalá lo consigas, amigo. Más tarde Gema, la alegría y espontaneidad que tanta falta nos hacía.
Y ahora, es tu turno. Nos quedamos sin el único cemento que conocemos para mantener unido a este grupo de personas. Sí, ya lo sé, encontraremos otras formas de mantener la nave a flote, de limar asperezas entre unos y otros, de alguna forma supliremos la sensatez y el equilibrio que nos aportabas. Pero nunca tendrá tu marchamo. Ya nada será igual, será peor.
Te decía hoy que he aprendido de ti sobre todo dos cosas. Lo de los valencianos no es cuestión de airearlo, que luego alguno me lee y se siente aludido. Y lo de la autocensura es más que eso, es el modo en que entiendes el periodismo, con rigor pero con contundencia. Periodismo local, sí, pero con mayúsculas.
Voy a echar de menos nuestros problemas de comunicación, tener al lado a una persona con la que comparto los referentes infantiles y juveniles de habernos criado en la misma ciudad, a un jefe en el confiar, con quien debatir y confrontar opiniones, a alguien que siempre me amenace con que "hoy va ser un mal día", que no me deje decirle una palabra amable hasta que no haya terminado de leer los periódicos y el reloj marque las 13 horas, que se ría de mis chulerías y estupideces (es el personaje que me estoy creando, en opinión de Burgos), que me ayude a explorar mundos nuevos como esta blogsfera infernal que me arranca horas de sueño, a alguien que me meta en saraos sindicales y que como contrapartida le pueda taladar cada pocas semanas recordándole que la película Caro diario es un truño insufrible... a la postre, a alguien que deje todo mi periódico lleno de líneas viudas... ¡que se me pone una cosa aquí cuando lo leo mientras tomo café junto al marido de Rogelio!
Me quedo, nos quedamos, huérfanos. Nos estáis convirtiendo a Ana y a mí en veteranos cuando apenas somos unos recién llegados y no es justo. Pero sobre todo, pierdo, perdemos a un amigo irremplazable... Te has ganado ese premio que muchos otros disfrutan sin ningún esfuerzo. Te has ganado Madrid. Nunca olvides lo que dejas atrás, pero mira hacia adelante con la cabeza bien alta porque nadie te ha regalado nada, porque lo vas a hacer muy bien, como lo has hecho siempre aquí.
Buena suerte amigo!

lunes, 16 de junio de 2008

Fiesta en casa... y sube el Alicante CF

Vaya finde. Anoche Ana y yo celebramos nuestros 30 y 35 años, respectivamente, con una fiesta en casa. Gracias a todos los que nos acompañastéis. Y hoy, después de 50 años, el Alicante CF ha subido a Segunda división y mis compañeros de Deportes, Pablo y Paco, me han dejado participar del histórico ascenso no como un aficionado más, sino también echando una mano desde el otro lado de la trinchera. Ha sido un buen fin de semana. En ambas celebraciones ha habido ausencias destacadas pero los que hemos estado nos lo hemos pasado bien.
En ambas también, hemos sido pocos. Ya las habrá más multitudinarias, pero aviso, se acabaron las sillas que la gente se amuerma y luego nadie queréis salir de copas hasta ver el amanecer. No me resigno a tener que cambiar de vida porque se vayan acumulando los años sobre mis hombros. No hay cansancio cuando hay buena compañía y tejados por los que dar paseos nocturnos como lo hacen los gatos de cualquier edad.
Y en la fiesta del Alicante CF incluso los que somos cabemos en un smart, pero los alicantinistas hemos saldado nuestras cuentas. Por fin nos hemos bañado en la fuente de la Puerta del Mar. Quería haber adornado este post con una foto pero no he podido coger una del periódico por temor a un enfrentamiento directo con su autor y en internet todavía no hay ninguna colgada. Los alicantinistas somos así de pobres. En el diario más vendido de la provincia (El Información), vendido en las dos acepciones del término entiéndase, está abriendo la sección de Deportes el empate del Hércules -que no se jugaba nada- con el Cádiz. El Mundo, en cambio, ha hecho una gran despliegue y mañana en su edición de Alicante, el equipo de fútbol más antiguo de la ciudad tiene un protagonismo especial. No obstante, hoy en la web de la Comunidad Valenciana ni siquiera se menciona el ascenso ¿Por qué? Vaya usted a saber.

viernes, 13 de junio de 2008

Un nuevo amigo en la blogsfera

Pedro se ha animado a unirse al club y para ello ha elegido la mejor frase de Blade Runner. Además, ha tenido la deferencia de dedicarme una de sus primeras entradas, bueno a mí, y a todos los que disfrutamos el pasado sábado de la noche de fies en Madrid.
Bienvenido!

jueves, 12 de junio de 2008

Ha nacido hoy...

Ha nacido hoy y todavía no sabemos cómo se llama, o por lo menos eso dicen sus padres, pero ya ha pasado a formar parte de la pandilla. Es nuestra segunda niña, después de Candela claro, que ya demuestra buenas maneras cada vez que viene a Alicante y no le hace ningún asco al arrocito a banda de La Ponderosa. A buen seguro que Marina, Manuela, Martina... o como se llame (todo parece indicar que comenzará por "M") también disfrutará de esa placer innato del que hace gala la pandilla.
Yo sigo empeñado en que será la futura novia de mi Hectítor, al que sólo le quedan un par de meses para hacer su entrada estelar en este mundo a veces tan ingrato y otras veces tan maravilloso. Mato, por su parte, niega toda posibilidad a esa relación por lo yogurín que será mi sobrino y apuesta por un affair entre el suyo, Álvaro (un tío hecho y derecho de 3 años) y la recién llegada. El tiempo lo dirá... Se admiten apuestas, porque Héctor será más pequeño, pero tendrá moto y un bungalow de soltero en el campo de golf de San Juan, y eso a las quinceañeras del verano del 2023 les molará mogollón.
M o como quiera que le llamen sus padres, va a ser muy feliz. No tendrá que esperar como hemos tenido que hacer el resto a ser mayor de edad para conocer New York. Ella es neoyorkina desde el primer momento. Surgió en nuestras vidas (aunque entonces no lo supiésemos) en los aledaños de Central Park, en esa casita de Marina y Óscar que fue durante algunos días el hogar de muchos de nosotros.
M será feliz porque siempre tendrá unos padres que la quieran, como lo han hecho desde que no era más grande que un cacahuete. Dos abuelos estupendos y a su tío Gus, que a punto ha estado hoy de llorar cuando nos daba a cada uno la feliz noticia. Y es que en el fondo, detrás de esa sonrisa traviesa que luce bajo la barba, hay un profundo sentimental, tanto o más nervioso que los padres de la criatura. Prueba de ello es que a quien nunca le tembló la voz ni le faltó una respuesta ingeniosa en la situación más comprometida que se pueda imaginar (y que han sido unas cuantas), tan sólo era capaz de pronunciar hoy al otro lado del teléfono un emocionado: "Es guapísima...". Debe ser por eso que está hasta las trancas por Sara, que ni me ha dejado sentarme antes de desplegar un arsenal de fotos de esa morenaza que es M y que minuciosamente ha ido guardando en el móvil durante toda la tarde.
Pues eso M, que vas a ser muy feliz y que todos envidiamos la etapa que hoy inicias con nosotros. Disfruta de los placeres de ser un bebé querido por todos. Disfruta de esa niñez que te permitirá ver con ojos puros a elefantes en el interior de boas en vez de sombreros, como hacemos los adultos. Y como El Principito, cuando quieras escapar de los malos rollos, ata a tus manos una bandada de palomas y sé libre, que nosotros te daremos las cuerdas, las palomas y las ganas de volar...

martes, 10 de junio de 2008

Aquellos maravillosos años

Tomo prestada una imagen de otro blog, de la zona de Azca (Madrid), para cumplir la promesa que le hice a Davizón de hablar de aquella tarde en la que con 16 años besé por primera vez a una chica. ¡Qué tarde la de aquel día! Se llamaba Bárbara y no tenía nada de tímida. Fue en Caché, una mítica discoteca del Madrid de los 80s y 90s. Hace ya 19 años de aquello. David se enrolló con una amiga, y el tercero en discordia (Juan Calvo, un amigo de mi colegio), se quedó a verlas venir. La vida es dura. Para tímida la que le tocó a David, que según decía había ido vestida con el traje de buzo para que no pudiera meterla mano. Porque de lo que se trataba entonces era de estar toda la tarde (horas) dándote el palo con una desconocida en los sofás de cualquier discoteca e intentar meterla mano por cualquier resquicio. A partir de ahí venía la habilidad de cada uno para fintar los codos o driblar los manotazos. La regla número uno era no parecer demasiado interesado. Nada de pedir el teléfono... con lo cual, nunca la volverías a ver. Ni falta que hacía. Después de la primera, creíamos, quedaba un mundo entero de mujeres por explorar cada fin de semana. Y la verdad es que algunos lo exploraron, los que hoy ya llevan años casados.
Dice David que él está ahora en la cresta de la ola y cada vez que me lo comenta me viene a la mente Le llaman Bodhi. Yo todavía estoy esperando la gran cabalgada... Sin prisas.
Es curioso como nos marcan algunos días en nuestra vida. La verdad es que yo no era muy proclive a la zona de Azca. Dicen que ahora es el reino del "perrea-perrea" pero en aquella época nuestro mayor miedo era encontrarnos con una panda de skins. Habíamos oído tantas leyendas urbanas acerca de que te ponían la piñata en una acera y te pegaban una patada hasta que perdías todos los dientes... me da cosa sólo pensarlo, pero la verdad es que a pesar de todos los rumores que circulaban nunca tuvimos ningún mal encuentro con ellos. Eran peor los paletos de los pueblos.
Hoy, comentándolo con Juanjo que también es de Madrid, me ha sugerido que no lo deje en sólo en Caché. Y es que han sido tantos los sitios: Jákara, But, Pachá, Green, Graff, Ecus-Zippango, Milenium, El Liguero de Marta, Cobre... Luego vendrían los más cañeros, el Nueva Visión, Ramonas, la sala Maravillas, el Warholl, el Rey Largarto... o los multitudinarios como el Nacional, Tropic Costa... Alguien debería escribir un libro sobre aquellos años. No sobre la movida ni sobre los famoseos, sino sobre los sitios a los que íbamos cualquiera de nosotros nerviosos por si no os dejaba entrar el típico portero. ¿Por qué siempre había un pringao que iba con zapatillas de deporte o con calcetines blancos si sabía que así no iba a entrar y que iba a joder al resto, que por lealtad, tampoco entrarían?

lunes, 9 de junio de 2008

Cumpleaños en Madrid, ¡malditos tekilas!

Vuelvo a la blogsfera después de una semana en mi pueblo. Viaje relámpago para celebrar mi cumpleaños con la familia y amigos. Por petición popular (bueno, en realidad por petición de Davizón) debería comenzar el blog con un nuevo capítulo de añoranza basado en la discoteca Caché de Madrid. ¡Qué tarde la de aquel día! Pero tendrá que esperar...

Hoy tan sólo quiero relamerme con el dulce sabor de los amigos que me acompañaron en mi viaje iniciático por los 35. Y también con el recuerdo de los que no pudieron venir por causa mayor. La noche comenzó bien, de cena y degustación del primer cubata con Miguel y Yolanda, que me van a hacer tío y con ello tal vez termine por sentar la cabeza. Y luego, con la aparición de Javi (Eses) y Davizón media hora después de la hora fijada. Tenía mis dudas. Un cumpleaños con minis en El Refugio tiene más que ver con los 15 o con los 20 que con los 35. Y encima, tardan ¡Pero qué coño! Uno a uno o en parejas fueron llegando el resto: Davidibiza y Nuria y dos de sus amigos, Jorge y Carol, el Tosco y su chica, Fer y Mónica, Paedro y Viru, el señor Markés y Elena, Gus y Sara, Matoya, Noelia... Creo que hablé con todos, a buen seguro diciendo más de alguna cosa inconveniente. Pero en algún momento los tekilas empezaron a dirigir mi comportamiento. No es normal que vaya gruñendo a desconocidas por la calle, ni que cuando me regalen una caja para degustar vinos crea que es un disco de música ambient. Tengo mogollón de lagunas, sobre todo, de nuestra estancia en el Moby Dick. ¡¡¡¡Pero sé que fue una noche para recordar y seguro que entre todos iremos haciendo memoria!!!

PD. A los que no pudieron venir por estar en Irlanda, por esperar el nacimiento de su hija, por haber ido a hacer un examen a un pueblo de León, por cansancio o por no haber encontrado canguro... Sabed que se os echó de menos...

domingo, 1 de junio de 2008

Sobre una rama seca...


Paso la noche del sábado viendo unos capítulos de Doctor en Alaska. De la última temporada. Cada uno es mejor que el anterior. Hay historias de todo tipo, pero me quedo con una en especial. A Magie se le aparece ella misma cuando tenía quince años para reprocharle en lo que se ha convertido. Le echa en cara no haber conseguido los sueños de adolescencia (ser abogada, tener una casa estupenda, hijos maravillosos, una vida de éxito en NY...) Le reprocha haberse convertido en piloto de una línea perdida en Sisely, estar enrollada con un cretino como Joel, y vivir en una cabaña. Al parecer, ha traicionado todos sus proyectos.
Es curioso, porque en mi último post hablaba de cuando yo tenía 15 años, de lo bien que me lo pasaba con los amigos, de que el mundo estaba a nuestros pies. ¿Ha sido casualidad? Yo no tenía ni idea de que algún día me iba a ir de Madrid. No sabía ni lo que iba a estudiar. ¿Ciencias Políticas? ¿qué era eso? Que por mi vida iban a pasar dos mujeres que me han marcado profundamente y que al final del camino (por lo menos en este final), iba a volver a estar sólo, juntando palabras en Alicante para ganarme la vida (y no en la que era mi casa, la de Torre Mediterráneo), pero con cierta satisfacción turbada por un día gris y lluvioso que invita a la depresión.
No me he convertido en lo que soñaba, pero ha merecido la pena. He mantenido lo fundamental, mis principios. No habría vivido otra vida por nada del mundo. No cambiaría a la gente que conocido, las experiencias por las que he pasado (las buenas y las malas), ni a mis amigos ni a mis ex... por otras vivencias, por otros amigos, por otras amantes. Claro que me arrepiento de algunas cosas, ¿pero quién no? Cada decepción me ha ido conduciendo a nuevas posibilidades. ¿Por qué no puede seguir ocurriendo? Seguro que se abrirán nuevas veredas que explorar. A veces no alcanzamos a ver allá de nuestra nariz.
El capítulo termina con Magie sentada escribiendo una carta para leerla cuando cuando tenga 45 años. Yo acabo de hacerlo con este post.
Por cierto, nada como el mítico Haiku de Chris unos cuantos capítulos antes:
"Sobre una rama seca se ha posado un cuervo, cae la tarde en otoño"