viernes, 28 de marzo de 2008

Declaración de principios

Me asomo a la blogsfera como un advenedizo. Como el que empieza un juego sin saber si le va a gustar o no, si acaso terminará la partida, o si después de un par de manos decide que esto no es lo suyo. ¿Y si no vale la pena juntar palabras que no terminen vaciando el blanco de un papel? Sé lo que es escribir cosas que son leídas, por efímera que sea su vida. Sé también lo que es escribir a más largo plazo. Y como ahora pretendo iniciando este blog, el único principio que me ha acompañado antes y que pretendo que me siga acompañando es la sinceridad. Aquel "si nos lo creemos, nos lo creemos" que ha quedado como una broma del pasado pero al que no le falta la rotundidad de lo obvio. El día que me falte la sinceridad no merecerá la pena.
El día no ha comenzado muy bien pero se ha ido arreglando. Un compromiso no cumplido que bien puede esperar hasta mañana. La vuelta a la rutina. Un susto profesional... pero me puedo quedar con otras cosas. Una sorpresa agradable. Las risas con los amigos en la comida, en la cena y mientras tomaba dos cervezas en el que ha terminado por convertirse con el paso de los años en el refugio alicantino de esas escapadas entre semana que a las que no se puede denominar "salir de copas" pero que tampoco son las típicas "cañas después del trabajo".
Y aquí estoy, de madrugada, inaugurando este blog.
Sed todos los que os asoméis a él bienvenidos, mientras dure...