jueves, 3 de abril de 2014

Vida nueva

Hoy me he levantado con una alegría especial. No era el comienzo de una jornada más. Comenzaba el resto de mi vida, una aventura nueva, un camino por recorrer en el que estoy muy bien acompañado. Hoy, Maui y yo empezamos a vivir juntos "oficialmente". Ante nosotros se abren miles de planes, proyectos, deseos y sueños. Y también vendrán los problemas y roces de la vida cotidiana. El reto será superarlos. Que cuando echemos la vista atrás, haya merecido la pena.
 
 
He de reconocer que he tenido este blog un poco abandonado desde hace unos cuantos meses. Cuando se vive intensamente queda poco tiempo para pararte, pensar y escribir. He preferido vivir a contar lo que estaba viviendo. No he tenido ni que pensarlo. Es lo que me apetecía y es lo que he hecho. Es más, a partir de este momento, voy a dar un giro a esta ventana. He decidido cambiar de paisaje. Me gusta poder dejar volar mi imaginación hacia el exterior y me gusta hacerlo por este vano en la pared de mi vida que lleva acompañándome desde hace años. Por eso no lo voy a cerrar ni tapiar. Va a ser como si arrancase la ventana de la pared de mi habitación personal y la llevase a otra estancia de la casa, con marco, herrajes y cristal incluido. La situaré en la habitación de mi creatividad, de modo que pueda incluir en el blog mis proyectos plásticos (manuales de cómo hacer cosas, sobre todo) y literarios (pequeñas narraciones o microhistorias de mis aventuras con amigos y compañeros), así como alguna que otra reflexión sobre las cosas que me sucedan.
 
No voy a borrar nada. Al menos de momento. Mi pasado está ahí, para lo bueno y para lo malo. Pero ante a mí se abre un futuro que ya no es sólo mío exclusivamente, si no que lo comparto con otra persona. Por respeto a ella, por respeto a nosotros y lo nuestro, el gato va a dejar de "no comer" sus "guiskas"... para comer lo que él y su gata decidan de ahora en adelante. Si os apetece, estáis invitados a echar un vistazo hacia dentro de la ventana de vez en cuando... por si al gato le ha dado por replicar trenes en madera y resina o hacer lámparas como ovnis repletas de extraterrestres e iluminadas por leds.
Un abrazo a todos. Show must go on!!!!!!!!!!!!! 

jueves, 23 de enero de 2014

Como hacer un chill out con palés


Cuando decidí hacer un chill out con madera de palés que previamente había conseguido en diversas obras no sabía que el proceso iba a ser tan laborioso. Pero merece la pena... Eso sí, he contado con la ayuda de un magnífico tapicero que me ha proporcionado los almohadones de los asientos y respaldos, lo que le ha dado un acabado absolutamente profesional. Gracias CARLOS, sin ti no habría sido posible un resultado tan bueno.
Empecé desmontando los palés con ayuda de un escoplo. Lo metes entre los maderos centrales y las tablas y con un martillo o una maza los vas desmontando. Poco a poco, de un lado y de otro, para que no se astillen y rompan las tablas transversales vas cortando los clavos. Muchos palés están clavados con unos clavos con estrías que los hacen prácticamente imposibles de sacar una vez han sido clavados, así que lo mejor es cortarlos a golpes. Para dos sofás como estos necesité entre 10-12 maderos centrales. Generalmente los palés traen 4 delgados o tres 3 gordos. Y prefiero estos últimos, así que me hice con alrededor de 20 palés. Tal vez menos porque con los restos se pueden hacer otras partes. Luego, los vas cortando con una sierra circular a la longitud que desees. 




 
Las medidas van a gusto del consumidor. Lo suyo es que el asiento mida al menos 50cm x 50cm, por lo que habremos de darle más longitud de fondo, 60cm x 50cm, por ejemplo, si queremos que el respaldo sea oblicuo para mantener una buena y cómoda posición de la espalda. De altos (las patas que irían por detrás y sostendrían el respaldo), teniendo en cuenta la medida del asiento habrá que cortarlos entre 70cm a 75 cm contando que el respaldo sea de 50cm x 50cm para que quede elegante a la vista y al tiempo 20 o 25 cm más, que es la altura que tendrá el asiento respecto al suelo. Más alto sería incómodo o no tendría la comodidad del chill out, ya que luego los almohadones suben unos cuantos centímetros el trasero del consumidor en referencia al suelo. Yo, lo primero que hice fue unir los travesaños del respaldo a modo de rectángulo para trabajar sobre una estructura sólida. Para ello no utilicé tornillos, sino varas de hiero corrugado, mucho más fuertes y más largas que los tornillos, lo que le aportaba más solidez al conjunto.  Para ello, en los puntos de unión hice agujeros con una broca de pala de 10mm y corté las varas de metal con una radial a la longitud de la broca de pala, 11 centímetros. Luego, tras limar un poco las puntas del metal pata que entrase bien, introduje un chorro de cola blanca de carpintero por los agujeros. La unión entre el metal con sus estrías, la madera y la cola es duradera e impide que entre agua por los agujeros que puedan pudrir la madera cuando llueva.
 
Poco a poco se van montando las piezas previamente cortadas y se les deja tiempo de secado. Cuando están secas la estructura es muy sólida, pero lo será más conforme se vaya uniendo otras partes. En algunos sitios donde haya dos uniones con metal en sendas direcciones habrá que tener cuidado de pensarlo antes cuando se vayan haciendo los agujeros porque no irán a la mitad exacta de los travesaños de madera. Como he dicho antes, es un proceso laborioso.






Te puedes ir ayudando de sargentos y cinchas para mantener unido el conjunto mientras vas haciendo toda la estructura. Como podrás comprobar muchas veces los travesaños no son completamente rectos y a veces las uniones no serán perfectas. No pasada nada. Una vez esté acabada toda la estructura del sillón es un buen momento para utilizar todo ese serrín que has ido recogiendo de los cortes realizados. Se mezcla con la cola blanca y agua hasta que quede una masilla homogenea. La puedes aplicar en las juntas y cubrir todos los huecos. Al día siguiente estará dura. Te aconsejo que si luego vas a pintar los sillones, como fue en mi caso, le puedes echar un poco del tinte o el protector a esa masilla para que adquiera algo de color ya que la cola sin tinte se queda blanca e impermeable al color cuando está seca y queda peor.
Y una vez que está toda la estructura terminada puedes ir añadiendo las tablas del asiento. Lo suyo es hacer varias mediaciones para que todas las tablas queden alineadas a la misma distancia. Ya sabéis, aquella máxima de "SE MIDE DOS VECES, SE CORTA UNA" también vale para "se mide dos veces, se clava una" aunque se más fácil desclavar y clavar de nuevo que conseguir otra madera y volver a cortar. No cuesta tanto y al final los trabajos quedan mucho mejor. Puede que cuando las claves, las tablas o los travesaños estén un poco arqueados. Si es así, masilla casera en el hueco y todo arreglado. Y llega el momento de poner los travesaños oblicuos del respaldo que soportarán las tablas de este. Cuidado con el ángulo. Es al gusto de consumidor. Yo medí el ángulo de los sillones que venden en el Leroy Merlin, que suponía es el stadar.

Después de eso, a clavar las tablas de respaldo con la misma precaución, dejando siempre el mismo espacio entre una y otra... Y una vez hecho esto, a enmasillar todos los huecos feos que hayan quedado. Después, lijado. Es el proceso más laborioso. Hay que dejar las tablas suaves al tacto, quitar todas las esquinas rectas para que no corten o se astillen. Lo mejor es una lijadora de banda, que por desgracia se le rompió a un amigo en pleno proceso. No compréis las baratas porque os puede pasar que se vaya al garete la correa y no encontréis repuestos, como en mi caso. Ahora tengo una lijadora de banda nueva inservible en el garaje. Por fortuna sólo me costó 25 euros y me consuelo pensando que me gasto más en copas cuando salgo por ahí... Una opción buena es el plato de lija para la taladradora, pero con cuidado, que se come mucha madera. Además, es un coñazo cambiar las lijas si es de tornillo y se termina jodiendo el plato si son de velcro... Para las esquinas y perfiles van bien las lijas de taco medida gruesa.
 
La mesa es lo más fácil. Coges un palé y lo cortas con la sierra circular ayudado de una regla a la medida que quieras. Yo le di también medio metro por cada lado para que estuviese en proporción de los sillones. La hice un poco más baja que éstos y con el tiempo me he arrepentido porque hay que hacer más esfuerzo para dejar los vasos... En cualquier caso el truco es alinear bien las patas para que no cojee. Yo utilicé unas pequeñas escuadras que tenía en casa y las puse por dentro, para que no se vieran. Luego rellené los huecos con madera cortada según la medida de separación en las tablas y enmasillé allí donde quedaban huecos. Una manita de lijado.
 
Y ya tienes las tres partes. Es momento de pintar. Yo uso un protector de exterior color teca muy parecido al de la marca xylacel. Es una marca blanca de Leroy Merlin que sale muy económica. este tipo de protector es muy útil porque previene los bichos y repele la humedad. Hay que poner varias capas en la base para esto mismo y si con el tiempo se va degradando una vez al año le das otra mano o le pones aceite de teca y que lo absorba. Siempre saldrá más económico que el de marca y cumple a la perfección la función para la que ha sido diseñado. Además, como se introduce en el interior, si lo lijas puedes volver a igualar el tono. Cuantas más manos, más protegida quedará la madera...  

Y el último paso fue pintar un motivo oriental en la mesa. Yo lo hice con acrílico blanco tirado con aerógrafo después de haberle dado el protector de teca a la mesa. No cubrí mucho de pintura para que se viese la beta de la madera por debajo dando la sensación de desgastado por el tiempo. A diferencia de los sillones, y para proteger el dibujo con acrílico, en la superficie de la mesa le dí tres manos de tapaporos (al agua, si fuera al disolvente me lo habría cargado al pasar la brocha). Una vez eco el tapaporos le maté el brillo con una pasada de lana de acero. Después de pulir el tapaporos con la lana de acero le pasas un trapo con agua para quitar el polvo que ha quedado y la mesa queda insuperable. Entonces ya sólo tienes que llamar a tu amigo tapicero, darle las medidas de los asientos y respaldos y esperar a que haga un trabajo estupendo, como el de mi amigo Carlos...
 
...Ah, se me olvidaba, y luego queda esperar a que llegue la primavera para disfrutarlo ¡¡¡porque ahora hace un frío que pela!!!!