lunes, 4 de octubre de 2010

El sistema

Leo un correo de Mar. Ya está en Argentina. Ha comenzado el sueño de su vida, dar la vuelta al mundo. La veo guapa, con el pelo mucho más largo, se nota que está contenta. Hace ahora un año que dejó su antigua relación, once años con Iván, para emprender la aventura. Ha conocido a otro chico con sus mismas inquietudes y la primera etapa de su viaje le ha llevado a la tierra de Rodrigo, Argentina. Rompo con mi regla general de tomar partido, de decantarme. Les debo demasiado a ambos como para prescindir de su amistad. Los dos, cada uno a su manera, me ayudaron en los momentos que entonces creía casi insuperables. Hoy, con la perspectiva que da el tiempo, sé que el hecho de que me dejase Sonia es lo mejor que me ha podido pasar en la vida y que las lágrimas que vertí entonces no llegan ni a la mitad de las que todavía, de vez en cuando, me brotan cuando recuerdo a mi padre… Pero eso lo sé ahora, hace 5 años no tenía ni idea de lo poco que me iba a importar el lugar a donde le llevasen sus caprichos o junto con quién hiciese ese viaje vital. Sin rencor, au revoir...

Digo todo esto pensando en el sentido de la vida. Ni siquiera eso, tan sólo quiero registrar una de las últimas conversaciones con Gus y Sara y con una chica (no recuerdo su nombre) que en la despedida de Inés y Peter respondió lo mismo que yo a la gran pregunta: ¿Qué sentido tiene la vida?

Yo lo tengo claro: divertirme; sacarle el jugo a cada instante, aunque para eso tenga que currar 11 horas al día, hartarme de pagar recibos e impuestos, y todas las cosas que acarrea la vida cotidiana. Y estábamos en esas (el hedonismo responsable, como decía Ali), cuando Gus desplegó una de sus teorías acerca del “sistema”, el que se ha convertido en su gran enemigo. Sostiene que cuando disfrutamos con la familia, tu pareja, los amigos, sólo es como el recreo en los colegios. Un rato de descanso que nos da el sistema, una falsa apariencia de libertad y de autonomía, para que podamos volver a encajar en las ruedas dentadas del engranaje económico creyendo que lo hacemos de forma voluntaria: currar para consumir y pagar impuestos y que la maquinaria se retroalimente de forma eterna…
Visto así, nuestras vidas son horribles. Pero ¿es que ha sido de algún otro modo en la historia de la humanidad? Los hombres siempre han sido piezas de distintos tipos de engranaje, de diferentes sistemas: esclavitud, feudalismo y ahora capitalismo financiero. Por eso prefiero pensar que lo mejor es disfrutar en los tiempos de ocio y en el trabajo, dedicándote a algo que te guste, a algo mínimamente creativo. Y creo que ese es mi caso.

Mar ha tenido el valor de haber salido del sistema y yo por diversas circunstancias laborales me he hundido más aún en él, por suerte para mí, ya que soy un tipo del todo convencional y sin grandes aspiraciones. Pongo todas mis esperanzas en que le vaya bien en su aventura deseando poder compartir con ella su relato cuando regrese, delante de un arrocito de La Ponderosa (como nos gusta a los dos de vez en cuando)… Buena suerte Mar!!!!