martes, 29 de abril de 2008

Homenaje a Fiodor

El domingo Sara y yo conocimos a Fiodor. Un gatito negro lleno de legañas y con una herida en su minúscula patita. Dice Sara que estuvo llorando y maullando toda la tarde y que nadie en su edificio hizo nada por el pequeño Fiodor, así que como no podía cogerlo me llamó y juntos le llevamos al Albergue de Animales de Alicante para que le curasen y le buscasen un hogar. Tanto ella como yo, si tuviésemos nuestras respectivas vidas un poco "normalizadas", le habríamos adoptado porque a pesar de estar enfermo era supersociable y dócil.

A los dos nos encantó el albergue del Camino viejo de Elche, un sitio limpio, con voluntarios amables, perros ladradores (como son los perros, bichos pesados) y gatos gordotes y saludables que campan a sus anchas por los alrededores en busca de una pierna humana en la que rozarse.

Lo más curioso es que cuando le dijimos al voluntario que Fiodor se dejaba coger amigablemente nos respondió que eso es porque los gatos saben cuando les gustan a los humanos, algo no tan corriente como pudiera parecer. Yo estaría toda la noche escribiendo de gatos, quizás el animal más maravilloso si se exceptúan sus hermanos mayores: tigres, pumas, leones, leopardos, panteras, guepardos...

Va por ti, Fiodor. Sara y yo esperamos que ronrronees muchos años más, de todo corazón... Y al resto, a los que no les gustan los gatos pero viven en esta ciudad huraña con nuestros felinos, tan sólo una petición: grabad en vuestros móviles este teléfono de urgencias del albergue por si algún día os encontráis con un animal que necesita ayuda como Fiodor. Un voluntario pasará a recogerlo para darle la atención que requiera: 659 04 55 93. Quizás sea la llamada que menos cueste!

jueves, 24 de abril de 2008

Adiós a La Ponderosa


No tenían suficente con cargarse la noche de la playa de San Juan y cambiarla por la del Puerto, repleta de paletos, o la del Golf, todo un festival de peluqueras y mascachapas. Esta vez no ha sido Luis Díaz Alperi (PP), absoluto responsable de aquel robo de nuestros recuerdos.
Ahora se van cargar las sobremesas de la playa de San Juan, esos ratos inolvidables que suceden al mejor arroz a banda del universo conocido, el de La Ponderosa. Y lo va a hacer el PSOE, no sé si la defenestrada Narbona en sus últimas decisiones arbitrarias, o cualquier otro socialista de caviar, de esos que pueblan la zona más exclusiva de Alicante, el Cabo. Yo por mi parte, pienso aprovechar todo el tiempo que nos quede para darme homenajes como el del domingo. Espero que nos dejen la arena y el mar, porque a este paso...

martes, 22 de abril de 2008

'Once'... descubierto en la blogsfera


Para mí, que no me gustan los musicales, Once ha sido todo un descubrimiento. Todo empezó con un trailer colgado en el blog de un amigo: www.nuevacreta.blogspot.com
Acabo de terminar de verla y sin duda es la mejor peli con la que me he topado últimamente. No me he repuesto y ya estoy buscando todas esas canciones para hacerme con ellas: "...toma este barco que se hunde /y guíalo a buen puerto /aún tenemos tiempo / levanta tu voz esperanzadora / pudiste elegir y tomaste tu decisión..."
Lo bueno del cine, de la música, de la pintura, es que consigue reconciliarnos con nosotros mismos...
Gracias Ray, ¡y deja de quemar libros!

lunes, 21 de abril de 2008

'Elegy'


Bien. Bueno. Vale. Otra más de la Coixet. Pero Elegy te deja igual. Ni frío ni calor. No puedes decir que hayas desperdiciado 6,5 euros, pero tampoco que hayas hecho una buena inversión. Desde luego que no es como otras de la misma directora en las que necesitas un café doble para no dormirte, pero a la postre te quedas con la misma sensación: demasiado pretenciosa para lo que finalmente aporta.
Dos horas después de salir de la sala estás como antes de haber entrado. El argumento promete: conflictos generacionales y abismos de edad, pasiones desatadas, la dialéctica entre el amor y el sexo, la culpabilidad, el miedo al compromiso, el adulterio y el pánico por envejecer. Cualquiera de ellos da para una obra maestra: Lolita, sin ir más lejos, sólo necesitó del primero para ser una referencia ineludible de la literatura universal.
Demasiadas bebidas blancas para una coctelera tan pequeña. Coixet, de nuevo, se queda en la superficie de todos estos asuntos. Los enlaza sin orden ni concierto, da saltos imposibles de uno a otro y, para terminar de arreglarlo, introduce un hecho catastrófico en la trama que a todas luces, sobraba.
¡Ah! Pero es que se llevan los finales tristes... Pues mire, señora, a veces sí y otras veces no. Basta con que sean simple y llanamente, finales; y que sean finales coherentes con el resto de la cinta, no como el suyo.
Eso sí, mucho lirismo, mucho plano grandilocuente, mucha playa invernal, mucha referencia cultural patria (reclamo manido pero que a la catalana parece que le funciona para enganchar al pseudointelectual español) y mucho flequillito en la actriz de moda, que como siempre, calladita está más guapa.
Lo mejor, de lejos, la compañía, además de poder volver a ver trabajar a Ben Kingsley y Denis Hooper, a quien se le echa de menos subido en una custom, como en los viejos tiempos...

jueves, 17 de abril de 2008

Es niño

Mi hermano y mi cuñada han visto hoy por primera vez a su niño. Antes no sabían ni como definirle, era su hij@. Según sus creencias siempre ha sido persona, incluso antes de que supiesen que estaba ahí. Ahora ya saben que es un niño y le han podido ver sus brazos, sus piernas, su cabeza y eso que le convertirá con el tiempo en un bebe, y más tarde en un niño, un joven, un adulto... no penseis mal, me refería al cerebro, pero lo otro también lo han visto. También le han visto chuparse el dedo, buena señal.
Lo bueno de que ya hayan escogido nombre para él es que desde ahora mismo estará plenamente identificado. Ya es. Es más, que hayan escogido mi mismo nombre, no sólo es un orgullo para mí -ya que veo reflejado en esa decisión el cariño que me tienen sus padres-, sino porque también es el germen de una complicidad muy especial que mantendremos toda la vida. Él y yo, algo que nos unirá más.
¡¡¡¡¡Estoy deseando concerte, tocayo!!!!

Miedo

Hoy un "fontanero" municipal me ha llamado para decirme que en el entorno de cierto partido, su adversario, corría el rumor de que me iban a poner una querella por algo que he publicado. Me lo temía, e incluso algunos compañeros lo daban por hecho la semana pasada. No por eso he dejado de sentir cierto malestar.

Clau-claudio pensará que le he respondido con mi chulería habitual, porque me he limitado a decir: "¿Ya?", a lo que el "fontanero", sorprendido ha respondido: "Ah, ¿es que sabías que te iban a poner una querella?"

Lo peor de todo es que no era chulería (como le explico siempre), sino la constatación de un temor, un miedo unido a mi escasa capacidad para comunicarme en las distancias cortas... Es un hecho: Abuso de la sinceridad en mis comentarios y me lo reprocha mucha gente. ¡Qué le voy a hacer! No he sido programado para agradar. ¿Habría sido mejor ponerme la máscara del que se siente agraviado y empezar a justificarme? Lo hecho, hecho está. Lo cual no significa que no me entre pánico por tener que volver al Juzgado; que no me lamente una vez más de rozar el límite. Siempre me digo a mí mismo que debería hacer un periodismo más conservador y evitar los problemas innecesarios... A lo mejor llega el día en que tenga que hacerlo después de que me lleguen los palos. Hasta entonces, tiene que primar el imperativo categórico kantiano: Haz lo que debas. Y creo que lo estoy haciendo...

Este vídeo me lo ha enviado mi amiga Cristina y me ha servido de inspiración. Seguro que hoy duermo mejor sabiendo que hice lo que debía en vez de dar vueltas en la cama lamentándome por haber tocado los cojones a un ex alcalde. Al final, me pagan para eso. Muchas gracias, Cris.

martes, 15 de abril de 2008

Navegando a la deriva

Navego a la deriva. A veces a uno le da la sensación de que lleva mucho tiempo sin rumbo fijo, sin objetivo, sin derrota. Y lo peor de todo es que no sé si siempre ha sido así y no me he dado cuenta, o si por el contrario cuando no he navegado sin rumbo es porque estaba amarrado a puerto o fondeando en una playa con el ancla hundida entre aguas tranquilas y seguras. Demasiado tranquilas. Demasiado seguras. Pero aguas que por lo menos hoy echo de menos.
No me puedo quejar de la vida que llevo porque es la que he elegido. Por lo menos, en sus principales ejes. Pero demasiado a menudo echo de menos referencias, el abrigo de dique amigo. Saber que no hay que estar constantemente luchando por todo. Saber que en tu vida hay cosas ciertas por las que no te tienes que preocupar.
Y al mismo tiempo saber que esto tiene una finalidad, que no basta con dejarse llevar y esperar que las cosas lleguen. Pero para eso hay que implicarse, jugársela, apostar el resto aunque sepas que vas de farol. Y si se pierde, tomartelo que un nuevo comienzo, como una oportunidad. Es entonces cuando te das cuenta de que el abrigo de un puerto amigo no vale más que para descansar. Cuando eres consciente de que tienes que volver al mar... en busca de un nuevo destino, aunque tengas que pasar algún tiempo a la deriva.

viernes, 11 de abril de 2008

He sido convenientemente reconvenido, perdón señor Hubble!

Telescopio espacial Hubble
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Telescopio_espacial_Hubble"

Enfocando el Havel


Reivindico el gerundio como una conjugación verbal más susceptible de uso cuando convenga, pese a que mi amigo Clau-caludio le rechine. A mí tampoco me gusta que deje viudas en los textos, y no me quejo. Bueno, sí me quejo, pero sólo un poco porque es de lo único que me puedo quejar. Aprendo cada día de su criterio, olfato y templanza a la hora de buscar noticias, escribirlas, valorarlas y coordinarnos al resto de los compañeros. Digo "enfocando" de forma consciente, porque aquí sigo enfocando. Porque a pesar de la hora que es aquí sigo, juntando (también en gerundio) palabras. Porque enfocar el Havel no es una cosa sencilla y mucho menos rápida.
Hoy ha sido uno de esos días que se viven con intensidad. Espero que no tenga que arrepentirme. De esos días que a mí, al menos, me dan ganas de seguir siendo (en gerundio) periodista. Cuando el pez muerde el anzuelo. Cuando das con la pista buena y la ves, nítida, evidente, aunque con el paso de las horas o cuando ya has enviado la página, como ocurre en estos casos siempre, te asalten las dudas. Aunque no sea periodista de título académico (y tal vez por eso abuso de los gerundios), lo soy de oficio y estoy encantado de que los azares del destino me permitan dedicarme a esto.
Pero hoy sobre todo estoy encantado de trabajar al lado de Gema, de compartir páginas en un proyecto común. Hace unas horas he incluido una respuesta del Farero al ataque arbitrario que sufrió por "fuego amigo", made in Arcadi Espada, al que antes leía con interés y ahora con desdén . Nadie duda de que el habitante del Faro y la poesía maldita es más que suficiente para enfrentarse con el columnista. Y si no, que se lo digan a Moratinos.
Por mi parte sólo puedo decir que Gema tiene la labor más ingrata. Es la que antes empieza a patearse la calle y la que más se la patea. La que por fuerza ha de ser la más rigurosa en su trabajo, sin brindis a la galería de la "interpretación" de los hechos y mucho menos a la literatura. La que cada día tiene que lidiar con teletipos más rácanos en palabras. La que tiene que salir corriendo más a menudo a media tarde, cuando parece que todo el pescado está vendido. La que está sometida a más competencia con otros medios que el resto de la plantilla del periódico. Y, permítame el lector el eufemismo, no por ello es la que más cobra de todos nosotros. Aun así, día a día demuestra que es brillante en lo que hace, superando en calidad y cantidad a sus adversarios, con muchos menos medios que ellos.
Mucho ánimo, Amidala.

jueves, 10 de abril de 2008

Fuego cruzado, fuego amigo

El otro día, el flamante gurú de EL MUNDO, Arcadi Espada, se atrevió a criticar desde su blog "elmundopordentro", la noticia de una compañera de Alicante. Quiero hacerme eco de la respuesta que ha recibido la soberbia de este señor en forma de bofetada virtual y por parte de otro compañero de la edición alicantina del diario, el Farero. No todo vale señor Espada:

http://foros.elmundo.es/foros/viewtopic.php?p=543523#543523

"No seré yo quien niegue que el periodismo necesita un control de lo que se escribe mayor del que hay en la actualidad. Y aunque no es excusa, sí es cierto que condicionan la precariedad y la urgencia que habitualmente suelen imperar en las redacciones locales, donde las plantillas son exiguas para el trabajo que se realiza. Éstas y no otras son, en la mayoría de ocasiones, las circunstancias que llevan a cometer errores (sintácticos, semánticos y gramaticales) cuando no se tiene todo el día para recoger noticias, leerlas detenidamente, pensarlas y emitir un juicio de valor desde un cómodo despacho situado a 600 kilómetros de la noticia. Lo que me parece extraordinariamente soberbio y mezquino es que, primero, se haya atrevido usted, señor Espada, a citar el presunto error de una compañera dando su nombre y apellido. Cuando, si lo conoce, es porque alguien de la redacción de nacional de El Mundo ha considerado que su texto era correcto, ajustado a los hechos y, por tanto, publicable. Y, aún peor, que se haya atrevido a dudar de la profesionalidad de una compañera, que si ha citado lo de los ruidos será, posiblemente, porque se lo han contado las fuentes que ha ido labrándose en su trabajo, constante y mucho más cercano a la noticia que el suyo. Citar a Sartre puede dar mucho lustre, pero en el periodismo hay que ensuciarse, señor Espada".

jueves, 3 de abril de 2008

Cuidado con lo que deseas

Hoy he estado tentado de escribir sobre la Santa Faz, que es a lo que he dedicado buena parte del día, pero es algo tan absurdo que no merece ningún esfuerzo. Alrededor de 200.000 personas (eso dicen, y me extraña ya que esa sería la mayor parte de los alicantinos, y bien sé que no es así) andando 7 kilómetros por una autovía feísima preñada de concesionarios de coches, vestidos con un blusón negro más feo todavía que los aledaños de este secarral con castillo que es Alicante, para venerar lo que a todas luces es una farsa... Y eso, los que no aprovechan la caminata para simplemente ir a una especie de cutre-feria-de-pueblo con tómbola de muñeca-chochona incluida y puestos en los que venden cacerolas, dátiles, nísperos y sombreros a lo cocodrilo dandy. O bakalas y maskachapas de botellón al ritmo el chiquilicuatre. No todo es malo. Hay gastronomía oriunda que bien vale el paseo. Sobre todo, si puedes pasar un rato con amigos y descojonarte, a la vuelta, de los que plantan sus pérgolas a lo duque de Windsor entre las jaras y las chicharras, que es la única fauna (con excepción de los alicantinos) que soporta socarrarse en los pocos solares hediondos que quedan entre urbanizaciones de quiero-y-no-puedo, como en la que por otro lado habito yo.
No. No voy a hablar de la Romería de la Santa Faz. Me apetece hablar de los deseos y de cómo los deseos se convierten realidad para tornarse en bofetón vital contra el que se ha dedicado a alimentarlos.
Yo desee y el deseo me fue concedido. Y ahora, tan sólo pueblan mis pensamientos, de nuevo como deseos, todo lo que ya tenía antes, a lo que no prestaba atención cegado por mis deseos de entonces, y que terminó muriendo de inanición.
Podría decir entonces que lo mejor sería no desear nada. Pero a quién engaño. Sólo están libres de deseos aquellos que se han muerto. Muertos aunque todavía pueblen el mundo creyendo que no están acabados, amortizados, sucumbidos.
Nos sentimos obligados desear cosas, personas, situaciones y con ello, nos ciega el desasosiego de no conseguirlo y la incertidumbre acerca de si algún día lo conseguiremos. Quizás eso signifique que estamos vivos... pero aun así, un consejo: cuidado con lo que deseas porque se puede convertir en realidad... y no se puede tener todo en este mundo. Con el deseo satisfecho llega la pérdida. Así que yo me planto, aunque sea con una escalera al diez y sin color. Por lo menos, por esta noche. Mañana ya veremos.

martes, 1 de abril de 2008

Y la vida siguió...

Lo malo de la soledad es que como de todo lo demás, acabas acostumbrándote. La incorporas a tu vida como el horario de las comidas o como el dormir más de seis horas al día. Se convierte en una rutina más sin ningún sentido. Es porque tiene que ser, porque si no fuera así, ya le habrías puesto solución. Deja de tener ese matiz doloroso de cuando está marcada por una o más ausencias. Deja de ser el camino para autoconocimiento de uno mismo, la vía para saber lo que quieres, lo que necesitas, lo que añoras... Es simplemente soledad carente de todo significado. Ni buena ni mala. Simplemente soledad. Estás solo y te sientes solo como el está acompañado o se siente acompañado.
O quizás la soledad es simplemente el final camino de ese autoconocimiento. Parada y fonda. Un lugar seguro. La soledad se convierte en un descanso cuando te das cuenta de que puedes vivir solo y que no pasa nada, que la Tierra no deja de dar vueltas al Sol ni la Luna a la Tierra porque no seas feliz. Al fin y al cabo, ¿quién es feliz? Son pocas veces en la vida en las que eres consciente de lo que es la felicidad y muchas menos en las que puedes asegurar que eres feliz en esos momentos. La felicidad, pertenece al territorio del pasado. Seguramente la completa felicidad sólo es posible en los recuerdos. Recuerdas cuando fuiste feliz pero muy raras veces puedes recordar que te sintieses feliz en aquel momento. Puedes decir que fuiste feliz por comparación. Cuando puedes valorar aquel tiempo con otros en los que estés capacitado de asegurar que estás lejos de la felicidad. Y para eso casi siempre recurres al presente. No queda lugar a la duda porque lo estás viviendo y te das cuenta de que no eres feliz.
No hace mucho, un día comiendo solo en un restaurante me lamentaba de lo desgraciado que se puede llegar a ser con la soledad no buscada. Y como no destaco por mi masoquismo ni por la autoflagelación pronto mude mis pensamientos. Traté de fijarme en las parejas de mi alrededor buscando caras felices. Había parejas de las que son capaces de estar comiendo hora y media enfrente uno del otro -nunca he comprendido a las parejas que comen en los extremos de las mesas pudiendo sentarse al lado uno de otro-, sin dirigirse la palabra. Todo un ejercicio de contención. Había también parejas del tipo de las que ella -porque suele ser ella, pero también podría ser él- no para de hablar y él no levanta la cabeza del plato de puro aburrimiento o simplemente para no tener que decirle que se calle de una puta vez (con la típica expresión de: me-estás-poniendo-la-cabeza-como-un-bombo). Y además había parejas del otro tipo, de las que se pasan toda la comida intentando que sus hijos, niños/as de alrededor de 10 años, no acaben con el mobiliario y el menaje del restaurante. Así pues, de toda la terraza, los únicos que me parecían mínimamente normales eran otra pareja de jóvenes que mantenían una conversación fluida y yo. Lo más seguro es que ellos estuviesen comenzando su relación. Benditos comienzos. Y bendita soledad. O como dice el maestro Sabina: "...y la vida siguió como siguen las cosas que no tienen mucho sentido...".