domingo, 9 de junio de 2013

40

No es que no tenga mucho que contar, sino que a veces apetece guardarte algunas cosas para ti mismo y no dar muchas explicaciones a los demás. Lo que ocurre es que he tomado por costumbre asomarme cada cierto tiempo a esta ventana hacia mi mundo y comprobar como con el tiempo van cambiando las cosas, casi siempre, hacia mejor. Y aunque a las 3:54 de la mañana del sábado no es el mejor momento de ponerme a teclear no me puedo negar a mí mismo y a los míos, la satisfacción de dejar por escrito, los recuerdos de los últimos días.
Hace dos días estrené mis cuarenta añazos del mejor modo posible. Me desperté por un watsapp de mi hermano en el que mi peque, mi sobrino Héctor, me cantaba el cumpleaños feliz. Supongo que para los que llegados a los 40 que no tenemos hijos, que una personita de poco más de cuatro años y medio te dedique uno de sus primeros pensamientos del día es un lujazo. Un buen desayuno, un rato pintando, una ducha, a preparar la maleta... una estupenda comida en casa de Dani... y de fiesta. Sin más preocupaciones, con todos los deberes hechos... Moros y Cristianos de Elda. Menudo fiestón. Cada momento tiene sus cosas. Apenas dos semanas antes había jugado en la Champions League en Ibiza y este finde no le ha tenido nada que envidiar. Hace tiempo me di cuenta que lo verdaderamente importante no es el sitio, ni el dinero que te puedas gastar, sino la gente con la que compartes cada instante. Lo que realmente importa es la intensidad. Y este está siendo un finde muy intenso.  Ahí lo dejo. Si alguna vez vuelvo a leer esto sabré a que me estoy refiriendo. Perdonadme si no doy más detalles... buenas noches a todos. Os deseo buenos momentos.