martes, 15 de julio de 2008

El camino A

Lo bueno y lo malo de las preocupaciones es que no duran. Sobre todo si no duelen. Incluso el dolor más punzante no dura más de unos años y ni siquiera es continúo, sino no lo soportaríamos. Si un hombres es capaz de soportar un campo de concentración salir indemne y rehacer su vida, ¿qué no somos capaces de soportar? ¿Zancadillas profesionales? ¿Desengaños amorosos? ¿Una pérdida personal o material? Por no hablar de las preocupaciones de andar por casa. Esas que, la mayoría de las veces, son cuestión de un día como los periódicos. Al siguiente sirven para envolver pescado. Claro que por suerte ni el pescado se envuelve ya en páginas de periódicos. Mucho menos las preocupaciones.
Hace una semana me debatía entre seguir dos caminos diferentes y por lo que parece la decisión está tomada. Seguramente, sin ser consciente tomé el camino A. Y es que uno es como es y hace las cosas en función de como ha sido educado, de sus experiencias pasadas y de ver como otros hacen el imbécil estrellándose una y otra vez con la misma piedra. Por eso me pregunto: ¿En realidad elegimos cómo actuar o cuando sopesamos cómo hacerlo ya tenemos la decisión tomada?
Una vez leí que el ser humano toma las decisiones en un proceso mental previo a darse cuenta de que ha de elegir entre varias alternativas. Que elegir, como nos parece que hacemos, no es nada más que la forma que tiene nuestro cerebro de refrendar una decisión ya tomada, de darle un sentido. Por así decirlo, de traducir a un idioma que podamos entender previas combinaciones químicas y eléctricas; ese resultado final de neurotransmisores y las neuronas trabajando, como diría un murcianico "a pijo sacao". Intrigante, ¿verdad? Más que intrigante, descorazonador...
No tengo ni idea de cómo se mide eso. Supongo planteando al sujeto de prueba varias incógnitas y midiendo lo que se expande o contrae el cerebro, la temperatura que alcanza en determinadas zonas... Si estas consecuencias se producen antes de que el cobaya humano comience a ser consciente de que está pensando acerca del problema propuesto es que la elección o la decisión tomada es previa al proceso mental... En cualquier caso yo quiero pensar que tenemos la capacidad de sospesar, madurar los argumentos, entrar en debates internos con nosotros mismos y también, de elegir entre dos o más opciones... Quiero pensar que elijo el camino correcto. Esta vez, el A.

1 comentario:

Cris dijo...

:) yo creo que no somos muy conscientes que cuando decimos que SÍ a algo estamos tomando una elección y decimos que NO a otra cosa y eso hay que asumirlo¡
.... ya llevo dos pelis¡ me encanto Olvidaté de mí ( ya la había visto...) y la tarta de arandános con crema de helado me gusto mucho mucho...gracias¡ seguiré con el resto...
Besos¡