lunes, 7 de julio de 2008

Decisiones que tomar...

Atravieso por una de esas situaciones raras que te impone la vida. El sábado pasado, cuando me quejaba a mis amigos Jorge y Carol de alguna que otra decepción, Jorge esgrimió para animarme la teoría de las cosas que puedes o no puedes controlar. Él sostiene que en la vida sólo podemos controlar un 10% de las cosas y el 90% escapan de nuestro control. Así que debemos empeñarnos en solucionar lo que corre de nuestra cuenta y dejar que el resto siga su curso natural. Parte de la premisa de que en el origen de las cosas que nos afectan es donde podemos actuar y que las consecuencias que se siguen de esa actuación son incontrolables. De una correcta actuación se seguirán consecuencias positivas y de una actuación equivocada, negativas. Desde luego no es tan fácil, porque a veces no nos encontramos en el principio de esa supuesta cadena de hechos, pero me recordó la sentencia china de "Si tu mal tiene remedio, por qué te preocupas; y si no lo tiene, de qué te afliges". Lo cual viene bien cuando sabes si tiene o no tiene remedio, pero no sirve de nada cuando ignoras ese resultado final.
Y en esas estoy. Aparentemente mi problema tiene remedio, pero tampoco puedo estar muy seguro. En el mejor de los casos mi éxito depende de tomar uno u otro camino radicalmente opuestos. El camino A es el de la confianza, el de la lealtad y el deber. El camino B es el del recelo, la picardía y el orgullo. Explicados así, si yo tuviese que aconsejar a otro no dudaría en hacerle ver las ventajas de la senda A. Pero, ¿y si ese camino no conduce al lugar buscado? ¿y si es el B? ¿valoramos el objetivo o el proceso seguido hasta llegar a él? En suma: ¿existe algún objetivo que merezca la pena tanto que seamos capaces de renunciar a nuestros valores? Pues ahora está claro que no... pero, ¿y en el futuro? ¿Y si ese objetivo que ahora no merece la pena es solo la puerta a otros objetivos mucho mayores? ¿y si se cierra por una decisión ingenua y equivocada? ¿nos quedaremos con la duda?
Más aún, ¿quién puede decir que puestas en una balanza la confianza es intrínsecamente mejor que el recelo? ¿o que el deber ético es mejor que ser pícaro? ¿o que la lealtad es más positiva que el orgullo? Depende para qué. El recelo es un mecanismo de supervivencia que nos hace estar alerta frente al peligro... El orgullo tiene mucho de lealtad hacia uno mismo, un valor nada desdeñable. Al final se trata de tomar decisiones, aunque sólo sean 10% ese al que aludía Jorge.

4 comentarios:

Feroz dijo...

Así, sin saber mucho más, creo que es cuestión de estadística. No sabes el resultado final, pero puedes suponer si uno de los caminos te lleva a un seguro hostión. ¿recuerdas la frase "problemas fostiantes"?
Tú mismo la acuñaste.
Llevas el apellido que llevas. No puedes escapar a eso. Pelín orgulloso (con todo mi cariño). Pero, hasta ahora, no te ha ido mal siendo como eres, que yo sepa.
A veces, (y de esto cada vez estoy más convencido) tenemos que querernos un poco más a nosotros mismos, y pensar primero en "yo", luego en "yo", y después, sólo después, en los demás. Coge la senda que menos piedras tenga. Mientras tú llegues ileso a la salida, preocúpate cuando salgas de los daños colaterales. Llámalo egoismo, supervivencia, o como quieras, pero cierra la puerta y que cada perro se lama su propio pijo.

El Gato dijo...

He elegido el camino A pero ya he empezado a salirme al sembrao de vez en cuando. Ya sabes que nunca fui muy hábil en seguir las roderas de tractor... debe ser el orgullo o las ganas de explorar, de vivir bajo mis propias reglas...
Ahora la historia es saber si vendrás a visitarme este finde como dijiste y te aclaro eso de saber "mucho más"... Y tu me aclaras el rollito ese que te traes con "serbal". Nada más que amistad, ¿no? Si se nota...

María Ruiz dijo...

"No hago nada por favorecer a la suerte y me alío en el ejército de tu madre. Si tiene que ser será, y si no, ni merece la pena". Eso me escribiste tú ante mis dudas. Pues ya sabes. ¿Eres de los de 'te doy un buen consejo, que yo no lo uso'? Suerte, sea lo que sea que te traes entre manos

Juanjo Marcos dijo...

Yo tomaría la opción Z.