
Gilipollas hay en todos los colectivos. A ver si somos más "personas" libres y estar menos ideologizados. Los que me conocéis, sabéis que últimamente no me identifico con ningún partido político. No me gusta ninguno y reconozco la labor de todos como garantes de la democracia. El único "dogma" político merecedor de cierto respeto son unas reglas de juego claras, previas a la discusión política e iguales hacia todos. Unas reglas que permitan la participación de todos, sin excepción. Ricos, pobres, altos, bajos, gordos, flacos, meapilas, ateos, monárquicos, republicanos, españolistas, catalanistas, vascos... Tengo amigos nacionalistas españoles y nacionalistas catalanes. Disfruto con todos ellos del debate y la discusión.
Pero hoy me he indignado con una noticia que salía en los diarios. Un soplapollas que vive del dinero público de ser concejal ha colgado en su blog un anuncio ofensivo con los extremeños, con la infancia y con los desfavorecidos. Ahí es ná. Y se define como ecosocialista.
Todo esto me suscita una reflexión. Siempre he considerado que de palabra se puede decir todo, incluso lo más estrambótico, delirante o incluso ofensivo. Por eso las democracias permiten que bajo su paraguas funcionen grupos xenófobos, racistas, fascistas, ultracomunistas, teofilos... que en definitiva sólo trabajan para desestabilización del propio sistema. En la sensatez de la gente está la única garantía de que esa gente nunca llegará a gobernar. Si no consideramos a los ciudadanos como entes autónomos capaces de pensar por sí mismos sin necesidad de ninguna tutela, la democracia no sirve de nada. Bastaría con que nos entregásemos a un gobernante absoluto y totalitario que, como un "buen padre", pensase qué es lo mejor para nosotros.
El único límite a esta libertad total de expresión es el estado de Derecho. Lo son esas leyes que nosotros, los ciudadanos, nos hemos dado a través de nuestros representantes políticos -quienes las aprueban o derogan en los parlamentos una vez ha funcionado ese juego democrático de su propia elección-. No existe una ley natural, fija e inmutable. Tenemos las leyes que queremos y si entre todos decidimos que no se pueden colgar en internet ironías alusivas a la pobreza de algunas regiones, pues no se cuelgan y punto. Y si se cuelgan, que cada cual asuma su responsabilidad. Yo, en principio, creo que la libertad de expresión está por encima del dolor de las víctimas de los atropellos que ésta genera, pero es sólo una opinión.
En suma. Al artífice de esa "ironía" con los extremeños sólo me resta decirle que su lengua (la que habla con su madre) tiene para mí el mismo valor que las sevillanas para los andaluces o el chotis para los madrileños (algo por lo que algún político tuvo que pedir disculpas). ¿Qué? ¿que eso es ofensivo? Bueno, pues que se lo plantee antes de ofender al resto de personas con sus gracietas. Que intente ser ser persona antes que catalanista. Que sólo así será libre.
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