domingo, 10 de mayo de 2009

Viejas amigas, jóvenes amigas


Escribo en la cama, cuando termina el domingo y empieza una semana de las "largas". No podré volver a descansar hasta el próximo lunes, como poco, y se me antoja un tunel demasiado largo. Sé que a mitad de semana ya no quedarán fuerzas más que para ir al ralentí, ni siquiera quedarán muestras visibles del sol en mi piel, ese que me ha dejado marcadas las gafas como si mi cara fuese un pastel de fresa y nata y que mañana luciré con orgullo. Pero ha sido buen fin de semana, de relax, de comidas y cenas pausadas (si no fuese porque Marina perdía el tren), de reencuentros, de películas tirado en el sofá, de cacharreos variados en el garaje, del cigarrito en la cristalera del jardín cuando el cielo se ha vuelto gris y a descargado cuatro gotas de lluvia, de divertida lectura y de bulliciosos aperitivos y paellas a la orilla del mar...

Me encanta esta época del año. La gente tiene otra alegría. Los días son largos y se está igual de a gusto en casa que en la calle. Afloran los planes para compartir cualquier tiempo libre, para programar el verano. Estoy convencido de que en los meses de mayo y junio hay menos suicidios, menos discusiones, menos malos rollos.

Marina (las dos, madre e hija), Nuria y Silvia... de nuevo juntas, como en la foto de hace más de una década. Faltaba Mato, porque ha querido faltar... El tiempo pasa pero seguimos ahí, todos juntos, cada uno con nuestras historietas, éxitos y fracasos... y lo que es más importante, todos estamos BIEN, pese a las preocupaciones coyunturales del momento... Yo, incluso que he quitado una preocupación hoy alquilando de nuevo la habitación... pero eso es otra historia...

1 comentario:

Feroz dijo...

sigo aqui, paisano. Me alegro que todo marche. un abrazo gordo, mu gordo.