
Desde hace dos o tres días me ronda por la cabeza el ERE de
La Verdad-Las Provincias de Alicante, donde trabajé más de cuatro años y donde gracias a muchos compañeros que ahora se ven en la cuerda floja (o los que ya cayeron antes) aprendí buena parte de la profesión a la que ahora me dedico (no sé hasta cuando, visto lo visto). No es el primer ERE en el periodismo alicantino, ni mucho menos. De hecho, en mi empresa ya ha habido dos con funestas consecuencias para grandes profesionales y magníficas personas como Joaquín, Rafa, Amparo, Javier o Cava. Pero el de Las Provincias amenaza, como ocurrió en el
El País, con cargarse de un plumazo a dos tercios de la redacción poniendo en serio peligro el futuro de ambos proyectos periodísticos y con ello la libertad de los alicantinos a estar informados.
¿Por qué no escribí entonces, cuando me tocaba más en lo personal, y lo hago ahora? Porque no quiero hablar de personas, sino de las situaciones que generará esta dinámica sin sentido. Eso sí, lo principal son las personas. Cada despido es un drama familiar en el que profesionales de probada valía que se han dejado día tras día la vida en las redacciones ven como cercenan su carrera profesional y su vida laboral sin ningún tipo de miramiento ya que no hay apenas salidas en nuestra profesión. Y esto es así porque el periodismo (sobre todo el escrito), después de la construcción, está siendo el sector más castigado por la crisis. Según dicen quienes saben de esto, porque junto con la crisis económica el sector vive una profunda crisis estructural: la gente ha dejado de comprar periódicos porque puede tener a su alcance toda la información a través de internet de forma gratuita, o porque cualquiera puede ser periodista abriéndose un blog como éste, o pulsando la palabra "compartir" en facebook o "retwittear" en twitter. Pues bien, ambas cosas son falsas.
Estoy harto de tener esta discusión con amigos, que seguramente con buena voluntad, creen que pueden estar informados a través de los contenidos de internet. Cuando yo o mis compañeros de profesión nos tiramos toda una mañana buscando noticias propias y toda la tarde escribiéndolas, el lector a la mañana siguiente tiene un producto veraz, porque hemos podido contrastar e investigar; un producto trabajado, porque hemos tenido tiempo para reflexionar no sólo sobre lo sucedido, sino también sobre las consecuencias del hecho; y un producto completo, porque además aportamos nuestro enfoque (esa subjetividad tan denostada a veces pero que es precisamente lo que le da valor a nuestro trabajo), ponemos el hecho en contexto y le asignamos un rango de valor a cada cosa que escribimos, tanto en cada artículo (que comienza por un titular que trata de resumir la información en una frase) como en los artículos en su conjunto en el contexto de una página (arriba o por abajo, con la noticia abriendo o subordinada a otra) y esa página en el contexto de un periódico... ¿Y en Internet qué va arriba y qué va abajo; cuántas noticias no son un mero relato aséptico de algo que ya estaba en agenda que iba a suceder, escritas deprisa y corriendo, sin reflexión...? Internet está muy bien como complemento, pero como único canal de información empobrece la realidad. Por lo menos, como está planteado hoy en día. Sólo hace falta mirar los rankings de "lo más leído" para comprobar que si pones teta, culo o cabrón en un titular, enseguida asciende a las primeras posiciones.
Por tanto, ¿quién es el culpable de la actual situación? Son tantos... El primero el ciudadano de a pie, entre quienes me incluyo. No tenemos la necesidad de gastarnos 1,20 euros diariamente para estar informados pese a que sí nos lo gastamos en pan, café o tabaco. Bueno, pues no nos quejemos de que si continúan así las cosas, en Alicante quedará sólo un medio de comunicación (si no cae también) y por tanto, un sólo prisma para ver la realidad. Quién controle ese medio, dirá qué está bien y qué está mal, quién debe o no dimitir, quién debe o no ser investigado... y mientras tanto informará de lo que ese único medio considera que es lo más importante... y los políticos robarán a manos llenas sin ningún rubor, y podrán o quitarán candidatos, y fomentarán el consumo de los productos de determinadas empresas y no de otras... y seguiremos pensando que como tenemos internet, estamos informados y somos superlibres. ¿Cuántas veces no me he tenido que "subir" yo a las noticias de otros compañeros y viceversa porque eran importantes? ¿cuántos sanos debates no se han producido entre los periodistas y opinadores de diferentes periódicos sobre un hecho concreto o una situación? Olvidémonos, eso está a punto de desaparecer.
Pero no sólo el ciudadano es responsable de esta situación. Las propias empresas periodísticas no han sabido anticiparse a la irrupción de internet. Durante años han competido entre ellas para dar de forma gratuita un sucedáneo de lo que ofrecían previo pago. ¿Cómo habría terminado Mercedes si se hubiese dedicado a regalar coches Seat "a cascoporro"? Al final, la gente diría lo mismo que con la información: si yo me traslado muy bien en un Seat para que quiero un Mercedes por muy cómodo, rápido y seguro que sea... Las empresas periodísticas han ganado dinero espuertas durante décadas y ¿en qué lo han invertido? Bonus para directivos, otros proyectos empresariales, etc. No en contratar más y mejores profesionales. Cuando yo empecé en esto, lo hice en la sección de Cultura. Al menos cinco o seis periodistas de diferentes medios competíamos por informar sobre la cultura en Alicante. Rafa, Sergio, javier, Martín, Cristina, Juan Antonio... Hoy sólo hay un periódico en Alicante que mantiene un periodista fijo en plantilla dedicándose en exclusiva a la sección de Cultura. ¿Y cuál es el panorama cultural de la ciudad, qué posibilidades tienen los escritores, escultores, actores, etc... de exponer o promocionar su trabajo? ¿Cuántos debates se producen acerca de tal o cual manifestación artística? Cada uno que juzgue por sí mismo. ¿No es eso un empobrecimiento para una ciudad, para una provincia?

Pero, no se trata ya de Alicante, o de tal o cual periódico: ¿qué podemos esperarnos de un mundo en el que gracias a la prensa se descubre que la última gran guerra se justificó en unas armas de destrucción masiva que no existieron y aquí no ha pasado nada? ¿o un mundo en el que se descubren hechos bochornosos como los descritos revelados por Wikileaks y el asunto se tapa con una simple denuncia de acoso sexual?