miércoles, 4 de marzo de 2009

Nos faltan los motivos

Vuelvo a Sabina, pero esta vez para rebatirle. Encuentro pocos motivos para abrir de nuevo el cuaderno y dejar constancia de que aquí seguimos. Tal vez la única es una disciplina autoimpuesta para que ésta sea la bitácora de un rumbo todavía por trazar o apenas esbozado en ilusiones futuras y trabajo diario.
Acostumbrado a dar noticias, algunas mejores que otras -un escandalillo contable de algún político de medio pelo o como se configura una lista electoral para que los de siempre puedan seguir viviendo del sudor ajeno-, cada vez quiero que me den menos noticias cotidianas porque la mayoría de las veces son malas.
Odio la enfermedad que golpea a los más quieres y odio los sinsabores que producen muchas de las relaciones humanas que no tendrían sino que producir felicidad para quienes las comparten. Aunque quizás éstas tienen remedio... Odio lo habitual, lo que termina en convertirse en un lastre y añoro las buenas noticias que tanto cuesta que abunden, esas que no aparecen en los periódicos sino en un llamada de teléfono que diga "falsa alarma, no es nada".
Y como no se trata de ir destrozando mitos (perdona, Sabina), recurro a otro de mis admirados, Woody Allen, para decirle que llevaba razón cuando en "Desmontando a Harry" dijo aquello de: "Lo mejor que te pueden decir en la vida no es Te quiero sino Es benigno". Aquí os dejo un fragmento de la cinta, si no la favorita, una de mis películas fetiche, por si os provoca una sonrisa que tal vez desde ayer a mí me falta.

3 comentarios:

Audrey dijo...

Supongo que decirlo sobra... pero si me necesitas ya sabes donde estoy. Un beso.

El Gato dijo...

Cuento con ello. Siempre.

Feroz dijo...

uy, ¿a tí también te pasa eso? Lo de Allen en el corte de la peli...

yo pensé que sólo me pasaba a mí.

Soy un profesional. Nunca miro a las mujeres entrenar en mayas en la clase de aerobic. Lo juro. Jamás.

pero ¿porqué estan todas tan buenas?