lunes, 13 de febrero de 2012

Un día melancólico

Anoche me dejé la radio puesta para dormirme con las historias de La Rosa de los Vientos, y como suele ser habitual, me he despertado con un boletín de noticias. No consigo comprender por qué suben el volumen a esas horas.

Entre la vigilia y el sueño, he escuchado la noticia sobre la muerte de Whitney Houston. Me ha invadido la tristeza. Acurrucado bajo el edredón, con Ajax a mis pies, y en la oscuridad de la noche, han venido a mi mente un montón de recuerdos.

Yo debía tener 14 años cuando triunfó I Wanna Dance With Somebody y en Antena 3 Radio eligieron esa canción para despedir el programa anterior a GomaEspuma. Me sentaba en la cama de mis padres a escuchar en su radio-despertador el programa para no molestar a mi hermano mientras estudiaba en nuestra habitación, una horita antes de cenar.

Ese verano, el primero en que pude entrar en la discoteca del club de Monte sonaba un montón, al igual La Isla Bonita de Madonna o Voyage Voyage de Desireless. Bebíamos 43 con naranja o con chocolate y nos enamorábamos perdidamente de cualquier niña durante todo un verano sin siquiera atrevernos a decirle ni hola. Envidiábamos a los mayores, a los que tenían 18 y podían conducir una aprilia replica 125CC y con ello, ligar un montón.

Ese verano fue también el que afiancé mi amistad con Edu y Álvaro en San Juan. Con ellos, porque nosotros podíamos salir más mientras Gus y Jorge se pasaban las tardes jugando a las maquinitas. Y la canción de Whitney también sonó en aquella fiesta de final de verano en la que la liamos en casa de Alfredo y Alejandro.

Parece que hablo del pleistoceno, pero anoche me parecía que estaba volviendo a los 80, que todavía tenía todo un mundo de posibilidades por delante. Quizás por eso he estado melancólico todo el día, por todo lo que he perdido desde entonces. Porque en algún momento, sin nosotros saberlo, todo aquello acabó. O simplemente, porque Whitney, pese a no conservar ni una sola de sus canciones en mi ipod, formaba parte de mi vida hasta anoche. Al fin y al cabo, con I Wanna Dance With Somebody nacimos un poco al mundo los dos. Por eso, donde quiera que estés, descansa. Yo y muchos otros te seguiremos recordando.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sólo, ya ves que puntúo mal, por tocar los cojones, yo creo que tuviste un día nostálgico por los perdidos ochenta, no creo que estuvieras lo bastante trista para no disfrutar de las pequeñas cosas del día que son lo que hacen cada día interesante.

Un abrazo, hermano, y coste que no recordaba lo de no dejarte utilizar la radio en la habitación, otra que te debo.

El Gato dijo...

A mí también me gusta el "sólo" con tilde... y no creo que fuera porque no me dejases oír la radio, sino porque a veces buscábamos "nuestros" momentos. Tantas horas juntos... Ya sabes, la adolescencia, con la cantidad de veces que nos echamos de menos ahora que vivimos a 400km... Por cierto, te he llamado hace un rato. Sigo esperando la foto de nuestro D'Artañan. Lo intento mañana de nuevo. Un bso.

Anónimo dijo...

La llamada la ví cuando me desperté, que me quedé frito viendo a tele y tu grupo me ha desvelado, ma ha despetado una discusión entre Inda y el estómago agradecido de Roberto Gómez, hubiera preferido una pesadilla.

Ahora te reenvío la foto.