jueves, 9 de septiembre de 2010

Adiós al verano




Se fue. Otro más. Desde luego no lo voy a recordar por los viajes ni por las aventuras... Ha sido el verano del reencuentro. Más que del reencuentro, que en todo caso habría sido conmigo mismo, ha sido el verano de la reafirmación. Un tiempo que dejar atrás; un momento para olvidar preocupaciones sin sentido; para poner un punto y final al pasado y mirar al futuro.


Crisis es sinónimo de cambio, sobre todo cuando se supera. Aunque la crisis dure años siempre sigue una misma evolución, una curva descendente y luego ascendente. Progreso, declive, y progreso nuevamente hasta alcanzar el punto inicial. Incluso más positivo, ya que el camino te permite adquirir experiencia, perspectiva, lejanía. Hace varios años titule un post en esta misma bitácora: "navego a la deriva". Hoy conozco el destino y hay infinitas posibilidades de elegir un viento u otro, una corriente u otra que sirva de motor a mi nave. Simplemente porque sólo ahora gobierno el timón sin ataduras ni querencias. Incluso puedo decantarme por elegir un nuevo destino.


Dice mi amigo Gus que hay dos clases de experiencias vitales. Todos caminamos de frente siguiendo la dirección de una cuerda que sujetamos con las manos. Lo que ocurre es que para algunos está tensa. Conocen a dónde les conduce y la mayor parte de las veces les obliga a asirla con esfuerzo en caminos cuesta arriba, en pedregales, en lodazales que dificultan su paso. Para otros en cambio la cuerda cae al suelo frente a ellos, floja, destensada. Les permite vadear el camino cuando se pone difícil o quizás explorar otras rutas. A veces su flacidez da que pensar: ¿realmente conduce a algún sitio? ¿está atada a algo firme? Sólo sabes que avanzas camino, el que tú eliges...


Quiero creer que aquello que me impedía ver la boca de la caverna era un nudo en la roca justo en esa entrada, un nudo que tensaba el camino en una única dirección hasta este verano y que ahora, cuando finalmente he visto la luz delante de mí y no hay sino una cuerda en el suelo a partir de ese punto. No hace falta ni dejarse llevar, basta con seguir caminando para ver que hay detrás de la siguiente loma...


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